¡Levanta la voz por los que no tienen voz!
¡Defiende los derechos de los desposeídos!
(Proverbios 31:8)
Nunca en la historia el hombre habló tanto. Son muchas las palabras que se dicen o se escriben hoy, sea en libros publicados o en la red. Aun así, puede parecer que el hombre dice muy poco, por lo menos en términos de utilidad. Pasamos horas en los grupos de mensajes interactuando, comentando y a veces hasta chismorreando.
Lo que revelan este y otros versículos similares es que la boca (o los dedos) de los sabios debe actuar a favor de los demás. Eso es lo que enseña Proverbios 10:11 cuando dice «Fuente de vida es la boca del justo». Las palabras de los que temen a Dios deben tener un propósito, no son para tirarlas al viento.
Cuando te encuentres en medio de una conversación, sea en persona o por internet, piensa sobre lo que plantan tus palabras. ¿Son útiles para alguien? Sirve al Señor en todo momento.
Sé intencional
- Analiza tus conversaciones y reflexiona sobre a quién están sirviendo.
- Abre tu corazón para servir a Dios a través de tus conversaciones.
- Sé sensible a las necesidades de las otras personas y busca ayudarlas.
Para orar:
Señor, mi Dios y Padre, te pido que me perdones si dejo de honrarte y de adorar en mis conversaciones a través de mis palabras. Que tu Espíritu Santo despierte mi corazón para que yo ame a mi prójimo, de manera que yo les sirva hasta cuando conversamos, así como Cristo ayudó a muchos apenas conversando. En el nombre de Jesús, amén.